Como lideres de la formación permanente, esta coordinación teje el puente entre el encuentro inicial y la madurez espiritual. Su labor anclada en valores como compromiso, testimonio e innovación– estructura dos etapas clave: primero, acompaña a nuevos matrimonios con materiales; luego, forma orientadores mediante cursos y retiros que profundizan sacramentos y moral cristiana.

Con creatividad didáctica, fusiona métodos: desde dinámicas interactivas hasta conferencias con sacerdotes, siempre coordinando con Espiritualidad para que fe y conocimiento se alimenten mutuamente. Su enfoque pastoral transforma la formación en servicio misionero: motiva participación en peregrinaciones, semanas santas y apostolados parroquiales, donde las familias convierten su aprendizaje en testimonio vivo.

El mayor fruto son matrimonios que responden al llamado de Jesús no solo con palabras, sino con obras: aquellos que, tras prepararse en mini-retiros cuaresmales u horas santas, asumen liderazgos con coherencia ética y corresponsabilidad. En todo este tiempo hemos formado comunidades donde cada hogar es escuela de amor que evangeliza desde su autenticidad.